Raul Cordon Martinez
- Ciudad: Granada
- Inicio de carrera: 2025 años.
- Actual maestro VeAn
Me despierto temprano, no por el despertador, sino por costumbre. Un pequeño ritual matutino para prepararme para el día. El piercing no es solo técnica, es energía en la comunicación, calma y precisión, por eso es importante entrar en el ritmo con suavidad.
Llego al estudio un poco antes de la apertura. Reviso la esterilidad, preparo las herramientas, coloco las joyas — cada espacio brilla, cada instrumento espera su momento. La luz es suave, en el aire hay limpieza y un ligero aroma a antiséptico. El estudio debe recibir como una buena sala de estar: con calidez y seguridad.
Los primeros clientes suelen estar un poco nerviosos. Algunos han soñado con esto durante un año, otros vienen de manera espontánea. Explico el proceso, respondo preguntas, ayudo a elegir la joya — a veces es un pequeño acento delicado, a veces una decisión audaz que transforma la imagen. En el momento del piercing llega un silencio — una microsegundo en la que nace una nueva sensación. La sonrisa del cliente después es la mejor recompensa.
Entre sesiones — esterilización, notas, té. A veces pasan clientes habituales: para mostrar cómo cicatriza, pedir consejo o simplemente saludar. Esos encuentros recuerdan que el piercing no es solo un adorno, es un vínculo, confianza, una pequeña historia de cada persona.
Al cerrar la puerta, siento un ligero cansancio y un orgullo tranquilo. Mañana será un nuevo día: nuevas orejas, narices, ombligos, nuevas emociones… nuevas pequeñas victorias.
Y de nuevo — un sorbo de aire nocturno, un paso hacia casa y un pensamiento: esto no es un trabajo. Es un camino que elegí con el corazón.